A la ocasión de sus
trabajos en torno a la violencia a la adolescencia, Marty ha contribuido
a precisar la especificidad de la adolescencia con relación al
tiempo de lo infantil.
Ligado al proceso mismo de la adolescencia, “ la ilégitima
violencia ” de la adolescencia ha sido antes que nada definida
como el fruto de mociones incestuosas y parricidas elaboradas insuficientemente
por el “ adolescens ”. Considerado enseguida como el comienzo
de un “ traumatismo pubertario ” constituyendo el segundo
tiempo de un “ traumatismo generalizado ” inherente al desarrollo
humano ; las etapas específicas de su elaboracion han podido
ser puestas en evidencia. La calidad de las bases narcísicas
aparece como determinante en lo que se refiere a la realización
de transacciones narcísicas permitiendo a la obra adolescente
de redefinirse en una “ nevrotisación lograda ” del
traumatismo pubertario .
Siendo específico el proceso de la adolescencia, el trabajo terapéutico
igualmente lo es. Para Marty, el terapeuta tiene la ventaja de pocisionarse
en el rol del “ conductor ” y debe intentar, cada vez que
es posible posicionar un marco de referencia mas amplio y maleable,
permitiendo de incluir la dimensión familiar ; sobre todo en
lo que se refiere al trabajo con adolescentes.